Crítica: Swimming Pools de Sleepwalk Collective

Madrid. Paseando con destino Chamberí. Teatro de La Abadía. Sala Juan de la Cruz. Se apagan las luces y comienza el espectáculo.

Un escenario en alto con unas escaleras de piscina dejan entender que estamos dentro, a partir de este momento y la próxima hora y media viajaremos de piscina en piscina de la mano de Sleepwalk Collective y el equipo de Swimming Pools.

“¿Dentro de qué cuerpo te gustaría vivir tan solo un ratito?” nos pregunta la voz calma y absorbente de la narradora, al ritmo que una pantalla de videojuego nos muestra los controles. Nadar, correr, bucear, hablar. Rojo, verde, amarillo, azul.  Jugadora 1, Jugadora 2, Jugadora 3, Jugadora 4.

Los recursos escenográficos conducen la atención del espectador de un sitio a otro, mientras que estás viendo una coreografía contemporánea, unas luces brillantes alumbran a una de las actrices en movimiento, una voz en off recita un texto duro y directo y los sonidos se apoderan de tus tímpanos sin dejarte masticar bien todo lo que estás viviendo.

El hipnótico espectáculo hace de la sala una fiesta continua, adornada con vapor de arcoíris y sonidos a muy alto volumen que aturden y sensibilizan a las butacas. Camila Vecco Haddad, Iara Solano Arana, Nhung Dang y Rebeca Matellán son las encargadas de transmitir los niveles de poesía y confesión a través de su cuerpo y sus palabras, y lo hacen con una tremenda verdad.

A medida que avanza la obra, el tiempo corre y la temperatura aumenta, y las jugadoras van quedando fuera de juego una tras otra. Algunas muertes son predecibles, otras no tanto. Lo que no es previsible es la manera en la que va a reproducirse la siguiente escena, ya que a pesar de tener todos los escenarios el medio acuático en común, cada piscina es un mundo distinto del que el espectador sale conmovido y expuesto a la reflexión. La última piscina nos devuelve a 2021, a un escenario cercano que golpea al espectador con una dosis de realidad tras el potente espectáculo.

Preguntas existenciales y poesía libre componen los textos que dan forma a Swimming Pools, y voz a las catástrofes naturales, la masculinidad tóxica, la maternidad y el embarazo, los océanos, el sexo o la muerte. Es un retrato futurista de lo que la sociedad debe esperar si sigue comportándose como hasta ahora, pero también una coreografía de cuerpos que nos transmite un mensaje esperanzador final: “A pesar de todo, sigue siendo bueno estar vivo”.

Swimming Pools de Sleepwalk Collective es lo que ocurre cuando se fusionan un texto revelador cargado de significado, con una puesta en escena psicodélicamente acertada y cuatro actrices perfectamente escogidas para este contemporáneo proyecto escénico. Se ha estrenado durante solo cuatro días entre las paredes de la antigua iglesia de la Sagrada Familia, ahora sala de teatro Juan de la Cruz en Teatro Abadía.

 

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